viernes, 5 de febrero de 2010

El Principio De Una Historia Sin Fin

El día comenzó como cualquier otro.
A las 6:30 de la mañana, y al sonar el despertador, se inició la rutina semanal.

El mismo desayuno, las mismas tostadas y el café caliente de todos los días; esperaban con ansias.
Las clases, los profesores y el frió matutino no variaron mucho.
Los micreros, con sus miradas despectivas y la gente indiferente a cualquier acto; es lo que notaba mientras recorría las aceras, camino a su hogar.

Al llegar a su casa, no imaginó que se produciría un quiebre a lo que diariamente vivía.
El día 13 de Agosto, y gracias a la tecnología del siglo XXI; conoció al hombre que llegaría a cambiar considerablemente su vida.

Una linda amistad empezó a forjarse.
Conversaciones diarias, consejos y cariño eran entregados honestamente entre ambos.
Amigos en común, lograron que esta amistad creciera, y que a pesar del prejuicio que se tiene, sobre la amistad por “Chat”. Consiguieron que perdurara y permaneciera en el tiempo.

Sin notarlo y en un par de meses, las conversaciones pasaron de ser una distracción, a una necesidad. Si no le contaba el más mínimo detalle, una incertidumbre se apoderaba de ella. Pero, ¿A qué se debía esto? No lograba descifrarlo.

Sus días normales, pasaron de ser una rutina, a una sorpresa y alegría diaria.
Él, lograba modificar ampliamente su día a día; llenándola de felicidad.
Al llegar el verano, las salidas con su gran amigo se tornaron recurrentes. Noches cálidas, y gente en la ciudad; eran el panorama perfecto para distraerse y compartir.

Toda esta felicidad, se iba a ver opacada por una noticia un tanto desagradable.
A comienzos de Marzo, su amigo, emprendía un nuevo rumbo en su vida; ingresaba, al que iba a ser su sueño.

Si bien sentía alegría, por el logro conseguido; una rara sensación la embargaba. Su amigo, su confidente y consejero diario; se alejaba por primera vez de ella.
Era un mes completo sin saber nada de él, incomunicados totalmente.

Es por esto, y por lo que sintió al saber la noticia; que empezó a cuestionarse la tristeza que sentía. Llegando a la conclusión y después de mucho meditarlo; que la linda amistad, se había transformado en un sentimiento mayor. Una atracción amorosa hacia su amigo.

No lograba explicarse lo que le había sucedido. Para ella, la amistad era lo más importante; y este sentimiento que creía sentir, la opacaba en sierto sentido. Por lo que no quería poner en juego la amistad, por una “confusión”.

Favorablemente, la vida o el destino, se encargó de sorprenderla.
Al paso del tiempo, y de las conversaciones, pudo notar que el sentimiento, era mutuo. Que no solo ella era la "confundida"; sino, que él, también lo estaba.

El día 1 de Marzo, a un día de que su gran amigo emprendía su partida; se juntaron como siempre. Caminaron y caminaron sin rumbo.
La noche, se apoderaba del día; la luna en su majestuosidad se mostraba sonriente. El viento tibio soplaba sus rostros, y sus corazones se detenían en cada mirada.

Todo era perfecto, hasta la hora de la despedida. Y un triste adiós, se veía venir.

Pero todo lo que la naturaleza se había esforzado, en que fuera perfecto; no podía terminar así como así.
Sus miradas profundas, se apagaron. Sus corazones latiendo a mil por hora, se detuvieron. Y sus labios se acercaron por primera vez.

Al mirarse nuevamente, un ¡te quiero! Entre los dos, se escuchó.

Que noche más maravillosa. Todo había sido dotado de hermosura y amor. Pero venía la hora de la despedida.
La angustia se apoderaba de ambos, y el único consuelo era el sentimiento demostrado esa noche.

Un abrazo y un último beso, finalizaba la hermosa escena de amor. Y un, ¡te esperaré! Marcaba el adiós.

El mes se tornó eterno, pero, día a día, sentía que faltaba menos. El reencuentro se acercaba, y su sentimiento crecía cada vez más.
Al fin, el día llego. Su teléfono sonó, y era él. Su voz tiritaba, y su mente en blanco no atinaba a decir nada. Solo un sí, salió de su boca, para acordar la hora y el lugar de reencuentro.

Desde ahí en adelante, la relación se fortaleció. Jamás había tenido ese sentimiento por alguien. Claramente, era el primer hombre que lograba que ella expresara lo que sentía.
La felicidad recorría su cuerpo, y el amor la recuperaba de cualquier adversidad. Se dio cuenta que no podía dejar de pensar en él; y que estaba presente en cada acción y pensamiento que tenía.

Entonces, se enamoró; difícil de reconocer en algunos casos, por lo que la palabra significa. Incluso para ella. Pero este sentimiento tan grande, que no se puede ocultar, ni negar; ya que es lo más hermoso que puede existir.

¿Mi primer amor? Se preguntaba...
Sin lugar a dudas lo era, lo es, y lo seguirá siendo.